domingo, 15 de febrero de 2009

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Cayó y cayó, parecía no tener fondo. Sin embargo, ella no estaba asustada. Sabía que fuera lo que fuera lo que le esperara cuando terminara de caer no había modo de evitarlo. Ella no sabía volar. Así que simplemente se dedicó a observar, a mirar lo que había a su alrededor mientras caía.

Vio flores, de una clase que jamás había visto, no estaba lo suficientemente cerca como para olerlas, así que les dijo en voz alta: -Tranquilas flores, esas que emanáis una extraña luz ámbar, volveré para oleros. -.

Mientras continuaba cayendo vio un chico sentado en una rama. Joven, desarreglado por completo... Y en sus ojos, en sus fluorescentes ojos verdes se apreciaba la mirada confusa de un niño pequeño. Ella le dijo al pasar por su lado: -No te preocupes, cuando llegue al final aprenderé a volar. Vendré a por ti, y te enseñaré las flores mas preciosas que jamás hallas podido ver.-.

Tan solo unos segundos después de perder de vista al chico comenzó a ver un lago de aguas cristalinas, se dirigía hacia él. Creía que iba a ser el final de su viaje. Conforme se acercaba veía unos extraños peces violetas; tenían escamas y aletas como cualquier otro pez, pero se ayudaban de patas con agallas al nadar, similares a las de las ranas; de sus bocas salían letras que formaban palabras, pero no le dio tiempo a leerlas. De repente al caer en el lago lo atravesó y siguió cayendo a través, vio desde abajo a los peces en el agua y a medida que se alejaba mirando hacia arriba se preguntaba porque no habría leído lo que los peces decían... -¡Volveré, y leeré vuestras palabras!-.

Seguía mirando hacia arriba cuando notó como su zapato se posaba sobre suelo firme. Cayó suavemente girando la cabeza a los lados para averiguar donde se encontraba, pero no reconocía más que una paisaje marrón, inerte, árido, y seco.

Al girarse vio a un hombre. Dio un par de pasos hacia él, estaba sentado en un bureau escribiendo algo con una pluma, -Perdone, ¿Dónde estoy?- le dijo. Él sin detener su tarea ni girarse le dijo: -En tus últimos momentos de vida.-. Extrañada al oír lo que había dicho le preguntó: -¿Quién es usted?-. –Pequeña, yo soy la Muerte, te he traído aquí mientras dormías para decirte que ya no despertarás. Ha llegado tu momento.-, con los ojos empañados deseosa de romper a llorar respondió: -Pero Muerte, yo no estoy preparada... tengo cosas que hacer y realmente nunca quise morir. -, -No hay discusión.-. –Dejo tantas cosas pendientes, ¿por qué ahora que ya había encontrado algo? Me traes en un maravilloso viaje hasta aquí, mostrándome cosas que soñé con encontrar, por las cuales ya había perdido la esperanza ¿para matarme? - -Nunca estuviste contenta con nada.-. –No me mates.-

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1 comentario:

  1. Tomasa en el Pais de Maravillas... Me encanta, en serio, me encanta, nunca dejaras de sorprenderme. Es precioso y verde. Como tu :)

    Si estas contenta con cosas, simplemente a veces no ves sentido en comer la sopa, porque consideras que faltan ingredientes. Es un estado mental normal en una joven pertubada. Te quiero.

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