sábado, 8 de enero de 2011

Golpea bien.

No es como tener sueño cuando estás en casa, es un sueño divertido. Adormecido, pero sonriendo. "Cogelo todo con fuerza y despierta tus piernas, es hora de salir corriendo antes de que nadie lo estropee" te dice.
Otra dosis no se nota con tanta diversión. Hasta el riesgo te coloca. Y, una vez que empiezas, no puedes parar de correr.
Siente como tu mente se rompe con la velocidad, y por el camino pierdes trozos de recuerdos.
Paras y os besais, pero ella te dice "No pares aún."
Taquicardia, sueño, mareos y mucha, mucha, felicidad. Sonriendo caes y sientes como te hundes, mucho mas hondo que el suelo, mas hondo que todo, como si salieras de la tierra. PERO QUE FELIZ QUE ERES.
Te repones y sigues corriendo, hasta el agua, te encanta... Le contabas que de pequeño te daba miedo el agua y también le cuentas como lo perdiste -es un secreto tan bonito que no se puede ni escribir-.
Y allí, flotando con ella, dejas de tener sueño.



Todas las mañanas se me viene a la cabeza.

No hay comentarios:

Publicar un comentario